1. Mantenerse informado.
Estar al tanto de la coyuntura socio-económica es clave para los emprendedores que inician un proyecto.
2. Mirar el entorno.
Lo que funciona en otros países también puede hacerlo en el propio y aún no haber sido aplicado.
3. Buscar agujeros en el mercado.
Se pueden optimizar aspectos para que los clientes mejoren la relación con un producto.
4. Intereses de la gente.
No responden únicamente a las necesidades, sino que hoy las posibilidades se expanden.
5. Potenciales clientes.
Siempre hay que estar atento a los nuevos segmentos porque representan nuevas necesidades.
6. Definir nuestras ventajas.
Reconocerlas en relación a la competencia y, a la vez, aceptar las propias limitaciones.
7. Amigarse con la tecnología.
Prácticamente ningún negocio se puede concebir sin las nuevas herramientas.
8. Malas experiencias.
Cuando los consumidores la pasan mal, están indicando que hay una necesidad desatendida.
9. ¿Cuento con recursos?
Estudiar la capacidad real que tengo facilitará la detección de determinadas oportunidades.
10. Salir de la zona de confort.
La reclusión solo logra cerrarse a las posibilidades, dejando escapar posibles proyectos.